La polémica está servida, desde que la presidenta de Argentina decidió expropiar el 51% de la compañía española YPF, algo que se ha condenado desde el propio gobierno español, como salvaguarda de los intereses de empresas españolas en el esterior y desde el parlamento europeo.
Este tipo de hostilidad sumará muchos problemas a ambos países, primero a nivel financiero, legal y de imagen, embarcándose en una extraña lucha que terminará con feos enfrentamientos.
España, realmente poco puede hacer, ya que los intereses que quieren salvaguardar no pueden realizarlo desde Europa, ya que no tienen ni convenios ni tratados que puedan amonestar este tipo de acción.
Por su parte buscar apoyos fuera de Europa como en EEUU, solo significará buscar la razón y más peso internacional, por lo que finalmente, Argentina bien o mal, tiene la sartén por el mango, para realizar la expropiación a YPF y siguiendo en esa línea con otras compañías españolas que se les ponga al paso.
Solo hay que esperar que entre ambos países no comience una lucha dialéctica entre sus ciudadanos, ya que el problema es una decisión de manera unilateral y política.
Argentina y España siempre han sido dos países hermanados no solo por la historia sino por lazos de sangre.
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